miércoles, 17 de abril de 2013

“Hacia una teología del sujeto político”, de Nicolás Panotto


Nicolás Panotto, Hacia una teología del sujeto político. La relación libertad-fe-ideología en Juan Luis Segundo desde una perspectiva posestructuralista, UNA, San José, 2013

Prefacio del libro escrito por Néstor O. Míguez

La teología siempre se ha construido en diálogo con otros saberes. En muchos casos esos acompañantes en la búsqueda para mejor comprender el mensaje divino le fueron dictando sus temáticas, imponiendo sus agendas, estableciendo los pisos cognitivos o los paradigmas que nutrieron el discurso teológico. Si bien la teología finalmente depende de la Palabra divina, como respuesta humana a esa palabra está ligada a las posibilidades de comprensión y expresión que le brinda cada cultura, cada circunstancia histórica. Es el precio que Dios voluntariamente paga por la encarnación, por llegarse a los seres humanos en nuestra realidad y debilidad, para encontrarnos allí donde estamos y ofrecernos caminos de salvación. Por el contrario, cuando la teología quiso tomar vuelo y generar una elucubración puramente divina, un lenguaje propio y ahondarse en el terreno de la especulación angélica, o, directamente combatir el saber humano y la búsqueda científica, no solo no lo consiguió sino que se tornó irrelevante, evasiva. Lo cual no significa que algunas de estas teologías no conozcan un éxito relativo durante un cierto tiempo, o que hayan perdurado encubriendo, en realidad, con su discurso ultramundano, intereses muy mundanos o poderosas institucionalidades religiosas.

Pero en ese ida y vuelta entre Palabra de Dios y palabra de hombres, en ese interesarse por los saberes y diagnósticos de realidad, la teología no solo se vale de lo que la ciencia y el conocimiento pone a su disposición, sino que desde algún ángulo también lo cuestiona, critica, lo desafía desde la perspectiva que le brinda su compromiso con lo trascendente que se allega a la inmanencia humana. Y a veces en esa esgrima de los saberes aún se adelanta a preguntas y cuestiones, a miradas y puntos de visión que juegan desde un espacio donde también la revelación divina alienta nuevas esperanzas e imágenes, imaginaciones de lo otro posible. Y el creyente, que es también el teólogo, y el teólogo, que es también el creyente, se atreve a desafiar el inmovilismo y se hace sujeto de cambio, agente y anunciador de la realidad por venir. Y así genera también elementos para nuevos paradigmas epistémicos, para dar nueva relevancia y pertinencia a la palabra que proclama.

En ese “juego de abalorios”, como lo llamaría R. Alves, algunos teólogos se plantean preguntas e hipótesis que se anticipan a las inquietudes que luego invadirán también las mentes y los libros de filósofos, antropólogos, cientistas sociales, como se les da por llamar hoy. Es el caso de algunos de los planteamientos de Juan Luis Segundo, que en la década de los ochenta y primeros años de los noventa del siglo pasado aporta visiones que hoy se hacen presente con más fuerza. Eso es lo que ha ido descubriendo Nicolás en el trabajo que hoy nos presenta.

Me tocó acompañarlo en esa búsqueda, y vale la pena historiar algo de ello. El planteo inicial fue el querer hacer dialogar algunos de los filósofos políticos “post” (posestructuralistas, posmarxistas, posmodernos, poscoloniales o los muchos matices post que han surgido últimamente) con la teología latinoamericana, para ver cómo esos nuevos aires desafiaban a renovarse al pensamiento teológico. Finalmente, de la multitud de postulantes que se presentaron por el lado de las filosofías, y tras una revisión de las principales tendencias, Panotto se queda con Badiou y Laclau, con las temáticas del acontecimiento y del sujeto como puntos fuertes para nuestro debate. Por el otro será Segundo el teólogo elegido para contrastar. Combate desigual, porque mientras los primeros están aún en actividad, Juan Luis hace ya quince años que nos ha dejado. Las obras iniciales de los filósofos aparecen en las postrimerías de la producción del teólogo, y este, si las conoce, no las cita.

Pero, para nuestra sorpresa, al releer a Segundo desde esta perspectiva, vimos que había adelantado en el camino, y si bien con otro lenguaje, muchas de las consideraciones “post” ya habían sido abordadas por nuestro teólogo. Recuerdo en una de las conversaciones con Nicolás donde me expresó su sorpresa al ver que los textos de Segundo se mostraban más flexibles y permeables, incluso anticipatorios, a los planteos de autores de tratados filosóficos contemporáneos, mucha más abierto que muchos de los colegas que aún están produciendo. Yo mismo, que sin jactarme de ser un “Segundólogo” utilizo muchos de sus textos para mis cursos, descubrí matices y abordajes que se me habían pasado por alto anteriormente. La tarea se hizo más interesante.

En fin, este diálogo lleva a considerar a Segundo como un autor sumamente actual, a revalorar sus aportes y vincularlo con las problemáticas que plantea esta posmodernidad discursiva. Y este es el trabajo que se da Panotto en este libro, que recupera los hallazgos de su tesis de Licenciatura. En su exposición nos ofrece primero un recorrido por las escuelas que antecedieron a los planteos “post” y nos brinda su visión de los dos autores elegidos para oficiar de interlocutores, Badiou y Laclau, uno francés, el otro argentino. Luego, a la luz de estas inquietudes, relee Segundo y nos brinda un panorama que no cae en la tentación de hacer del teólogo un “post” avant la lettre, pero si alguien que vio y afrontó las dificultades que surgían de un paradigma teológico demasiado rígido, dependiente en exceso de ciertas corrientes epistemológicas de la modernidad “progresista” o “revolucionaria”.

Pero no solo en esta aproximación a la obra de Segundo reside el valor de este texto, sino en que, a partir de allí, insinúa caminos de reflexión y de acción que una nueva generación de teólogos latinoamericanos comprometidos con la suerte de nuestros pueblos deberá abrir y recorrer. Por ello este libro es, en si mismo, un logro, pero a la vez un desafío y un compromiso a lo que aún nos espera.

Néstor Míguez
Buenos Aires, abril de 2011

Datos bibliográficos: Nicolás Panotto, Hacia una teología del sujeto político. La relación libertad-fe-ideología en Juan Luis Segundo desde una perspectiva posestructuralista, UNA, San José, 2013

Autor/a: Nicolás Panotto


Licenciado en Teología por el IU ISEDET, Buenos Aires. Doctorando en Ciencias Sociales y Maestrando en Antropología Social por FLACSO Argentina. Miembro de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. Director general del Grupo de Estudios Multidisciplinarios sobre Religión e Incidencia Pública (GEMRIP - www.gemrip.com.ar)

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